Scott Alexander publicó ayer un artículo en el que compara el amor con la libertad y, entre otras cosas (muy interesantes, por lo que recomiendo leerlo), propone que el 14 de febrero sea nuestro día de celebración. Discrepo. Nuestro día debería ser el 30 de junio.
El 30 de junio nació Thomas Sowell y esto sería una forma de celebrarle. Habría otros a los que podemos celebrar, como Milton Friedman, pero ¿por qué no homenajear a alguien que sigue vivo y que puede disfrutarlo? La gente nunca recibe las flores mientras puede olerlas.
Intuyo que todo el mundo leyendo esto conoce a Sowell, pero si hay alguien que no, tiene que saber que Sowell es uno de los mayores defensores de la libertad y divulgadores económicos de la historia. Sus libros Basic Economics y Wealth, Poverty and Politics son muy buenos. Aquí dejo algunas de mis frases favoritas de Sowell:
El socialismo en general tiene un historial de fracasos tan evidente que sólo un intelectual podría ignorarlo o eludirlo.
La primera lección de economía es la escasez: Nunca hay suficiente de nada para satisfacer a todos los que lo quieren. La primera lección de la política es ignorar la primera lección de la economía.
Nunca he entendido por qué es 'codicia' querer quedarse con el dinero que uno ha ganado pero no es codicia querer quedarse con el dinero de otro.
Es difícil imaginar una forma más estúpida o más peligrosa de tomar decisiones que poner esas decisiones en manos de personas que no pagan ningún precio por equivocarse.
Lo que el sistema de bienestar y otros tipos de programas gubernamentales están haciendo es pagar a la gente para que fracase. En la medida en que fracasan, reciben el dinero; en la medida en que tienen éxito, aunque sea moderado, se les quita el dinero.
Por mucho que me guste Sowell, no es ni mi libertario ni mi economista favorito. El primer puesto lo ocuparían Murray Rothbard, David Friedman, Hans-Hermann Hoppe, Stephan Kinsella o Michael Huemer. Y el segundo Carl Menger, Bryan Caplan, Ludwig von Mises, Lawrence White o Juan Ramón Rallo. Pero es que el 30 de junio no es solo el cumpleaños de Sowell, también lo es de Frédéric Bastiat, otro gran defensor de la libertad y divulgador económico. Bastiat tampoco se queda atrás con las grandes frases:
El Estado es la gran ficción a través de la cual todos se esfuerzan por vivir a expensas de todos los demás.
En virtud del intercambio, la prosperidad de un hombre beneficia a todos los demás.
Cuando el saqueo se convierte en una forma de vida para un grupo de hombres en una sociedad, con el paso del tiempo crean para sí mismos un sistema legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica.
Me parece que esto es teóricamente correcto, pues cualquiera que sea la cuestión que se discuta—religiosa, filosófica, política o económica; ya se refiera a la prosperidad, la moralidad, la igualdad, el derecho, la justicia, el progreso, la responsabilidad, la cooperación, la propiedad, el trabajo, el comercio, el capital, los salarios, los impuestos, la población, las finanzas o el gobierno—, en cualquier punto del horizonte científico en que comience mis investigaciones, invariablemente llego a esta única conclusión: La solución a los problemas de las relaciones humanas se encuentra en la libertad.
La necesidad más urgente no es que el Estado enseñe, sino que permita la educación. Todos los monopolios son detestables, pero el peor de todos es el monopolio de la educación.
He elegido el cumpleaños de dos (grandes) economistas. Puede que yo esté algo sesgado. Pero creo que esto tampoco es de extrañar, pues con la alfabetización económica viene la defensa de la libertad. Aprendiendo los beneficios del intercambio y de la competencia, los problemas de la fijación de precios mínimos o máximos, los efectos distorsionadores de los impuestos, los problemas de la nacionalización del dinero y otros servicios entre muchas otras cosas, es inevitable que termines defendiendo la libertad.
Bastiat es un grande como pocos