No dudo que muchas de las objeciones hayan sido ya refutadas o se haya intentado hacerlo. Tengo la suerte de tener un blog con comentarios donde se me pueden hacer llegar esas objeciones, como muy bien has hecho y te agradezco. Me convence en parte la primera objeción y que rezar sirve “para que nosotros mismos nos convenzamos de que en tales casos hay que recurrir al auxilio divino”. Le veo cierta coherencia interna. Lo que sigo sin entender es por qué pedirías que otros recen por ti. Me sigue pareciendo más un acto para llamar la atención que por necesidad cristiana (porque esto haga que tu oración se escuche más o porque aporte algo de valor según las normas internas del cristianismo).
Un error muy común a la hora de criticar el Cristianismo (y cualquier religión o tradición en general, más aún cuando es milenaria) es no tener en cuenta que lo más probable es que las objeciones que se formulan hayan sido ya formuladas y contestadas.
Santo Tomás en el artículo 2 ("¿Es conveniente orar?") de la cuestión 83 ("La oración") de la segunda parte del libro dos de la Suma Teológica (ST II-II.83.2.ad1,2) trata justamente la objeción que presenta usted.
Dice así:
Objeciones por las que parece que no es conveniente orar.
1. Porque la oración parece ser necesaria para que se entere la persona a quien pedimos de lo que necesitamos. Pero, como se nos dice en Mt 6,32: Sabe vuestro Padre que de todo esto tenéis necesidad. Luego no es conveniente orar a Dios.
2. Por medio de la oración se doblega el ánimo de aquel a quien se ora para que haga lo que se le pide. Pero el ánimo de Dios es inmutable e inflexible, según aquel texto de 1 Re 15,29: Por cierto que el triunfador de Israel no perdonará ni, arrepentido, se doblegará. Luego no es conveniente que oremos a Dios.
Respuesta a las objeciones:
1. No es necesario que dirijamos a Dios nuestras preces para darle a conocer nuestras indigencias y deseos, sino para que nosotros mismos nos convenzamos de que en tales casos hay que recurrir al auxilio divino.
2., como antes expusimos, nuestra oración no se ordena a mudar en otra la disposición divina, sino a obtener mediante nuestras preces lo que Dios había dispuesto.
Ah! Y sobre Nicea. La resurrección es obvia en la Biblia, no necesita de formulación dogmática a no ser que haya herejes que la nieguen. Precisamente el apóstol Pablo señala: «Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe» (1 Corintios 15,14).
No dudo que muchas de las objeciones hayan sido ya refutadas o se haya intentado hacerlo. Tengo la suerte de tener un blog con comentarios donde se me pueden hacer llegar esas objeciones, como muy bien has hecho y te agradezco. Me convence en parte la primera objeción y que rezar sirve “para que nosotros mismos nos convenzamos de que en tales casos hay que recurrir al auxilio divino”. Le veo cierta coherencia interna. Lo que sigo sin entender es por qué pedirías que otros recen por ti. Me sigue pareciendo más un acto para llamar la atención que por necesidad cristiana (porque esto haga que tu oración se escuche más o porque aporte algo de valor según las normas internas del cristianismo).
Un error muy común a la hora de criticar el Cristianismo (y cualquier religión o tradición en general, más aún cuando es milenaria) es no tener en cuenta que lo más probable es que las objeciones que se formulan hayan sido ya formuladas y contestadas.
Santo Tomás en el artículo 2 ("¿Es conveniente orar?") de la cuestión 83 ("La oración") de la segunda parte del libro dos de la Suma Teológica (ST II-II.83.2.ad1,2) trata justamente la objeción que presenta usted.
Dice así:
Objeciones por las que parece que no es conveniente orar.
1. Porque la oración parece ser necesaria para que se entere la persona a quien pedimos de lo que necesitamos. Pero, como se nos dice en Mt 6,32: Sabe vuestro Padre que de todo esto tenéis necesidad. Luego no es conveniente orar a Dios.
2. Por medio de la oración se doblega el ánimo de aquel a quien se ora para que haga lo que se le pide. Pero el ánimo de Dios es inmutable e inflexible, según aquel texto de 1 Re 15,29: Por cierto que el triunfador de Israel no perdonará ni, arrepentido, se doblegará. Luego no es conveniente que oremos a Dios.
Respuesta a las objeciones:
1. No es necesario que dirijamos a Dios nuestras preces para darle a conocer nuestras indigencias y deseos, sino para que nosotros mismos nos convenzamos de que en tales casos hay que recurrir al auxilio divino.
2., como antes expusimos, nuestra oración no se ordena a mudar en otra la disposición divina, sino a obtener mediante nuestras preces lo que Dios había dispuesto.
Un cordial saludo.
Ah! Y sobre Nicea. La resurrección es obvia en la Biblia, no necesita de formulación dogmática a no ser que haya herejes que la nieguen. Precisamente el apóstol Pablo señala: «Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe» (1 Corintios 15,14).